El lémur de cola anillada, una cola que puede llegar a medir 60 cm., es un primate tremendamente observador, vive en comunidad con la que se comunica para intercambiar información y sobrevivir. Habita en Madagascar y, a diferencia de otros lémures, pasa mucho tiempo en el suelo.
Me encanta este animal y por ello me lo llevé al Encuentro de Acción Magistral de este fin de semana para que me ayudara a construir el relato de mi experiencia allí estos dos días. El relato partía de un CREA que utilizamos como título ya que el encuentro fue realmente un espacio CREA. Nada más llegar descubrimos un entorno de Colaboración auténtico, nos encontramos a un montón de “lémures” con quienes compartir lo que hacemos
y lo que nos gustaría hacer y, sobre todo, el desde donde lo hacemos y lo queremos hacer: desde el convencimiento de que la escuela puede transformar el mundo pero una escuela donde el trabajo sea serio y fundamentado teóricamente. Toda esta colaboración la experimentamos en unos talleres de creativos con planetas de ideas en laberintos fuera de cajas que utilizaron androides y criaturas para atracar el mismo BBVA y gamificarlo todo… ¡Una pasada!
Redescubrimos que una escuela transformadora no se improvisa, se Reinventa en un camino vivo y creativo, un camino donde la danza, el espacio, la meditación y el cuento van ocupando ese lugar que hace que la escuela sea
habitable, que la escuela se mueva desde el suelo como hacen los lémures. Pero ¿Podemos conseguir una verdadera transformación si la escuela no Emociona? Y la respuesta la encontramos el sábado por la mañana
conociendo a unos “lémures”, anclados a la tierra, espectaculares que nos compartieron proyectos donde Kokolino, el universo, el deseo de la amistad y un mañana sí nos demostraron que lo verdaderamente educativo transforma el mundo desde la respuesta a las pequeñas grandes realidades cotidianas que son dignas merecedoras de “premios”.
Un lémur que anda por el suelo es un lémur valiente que se tiene que enfrentar a esas “amenazas” de la tierra, un lémur que grita a su grupo ¡Atrevete!, atrévete a hacer frente a las nuevas realidades que se nos abren a esa escuela que además de creativa ha de ser ampliada a 360º, para volver a la tribu, a una tribu como la de los lémures que conviva y que se comunique para conseguir un hábitat más seguro, habitable y, siempre, pegado a la tierra.
Sin duda hemos vuelto con otra luz más en la cola anillada, la iluminación de todo lo vivido este fin de semana que hará que esa cola nos sitúe, nos mantenga equilibrados y espante todas esas moscas de desesperanza en la
educación.
Jesús Barrientos González
Prof. CFP Mª Inmaculada
Pamplona