La adolescencia es la época en la que empiezan a producirse las primeras relaciones de pareja. Es un tiempo de descubrimiento, de alegrías, de emociones intensas, pero también de desencantos, decepciones y de ir generando una cierta “mochila” acerca de ellas que nos acompañará el resto de nuestra vida y que determinará cómo viviremos ese mundo que, por una parte, tanto nos atrae y nos aporta y que, por otro, con tanto cuidado debemos manejar.
¿Qué significa para ti tener pareja?
¿Cuáles son las aportaciones principales que tiene tener pareja para la vida de las personas? ¿Y en particular siendo adolescentes?
¿Cuáles son, según tu opinión, algunos de los elementos principales o fundamentales que deben darse en una relación de pareja para que funcione?
¿Serías capaz de detectar cuando algo no está funcionando bien en una relación de pareja y poner distancia si fuera necesario?
¿Cuáles serían los límites que no tolerarías traspasar en una relación?
Es importante hacerse todas estas preguntas a la hora de relacionarnos en pareja, y descubrir a qué tipo de cosas estaríamos dispuestos o dispuestas… ¿existen o no líneas que quizá nunca debieran cruzarse?
En el audiovisual que encontrarás a continuación vas a descubrir que, desgraciadamente, somos mucho más tolerantes con la desigualdad de lo que a veces sospechamos. Quizá no nos hicimos preguntas suficientes, puede que a lo mejor las respuestas no fueran las mejores, o tal vez hemos aceptado algunos regalos envenenados que, lejos de ayudarnos, nos están confundiendo… ¿Tú qué piensas?
¿Qué podemos trabajar con este audiovisual?
Proponemos iniciar la actividad visionando solo la primera parte de la secuencia, hasta que aparece la frase “¿Cómo te suena?” impresa sobre fondo negro.
A partir de aquí, sugerimos que puedan volver a ver la secuencia, esta vez centrándose en los mensajes de chicos y chicas por separado. Para ello, si desarrollamos la actividad en el aula, podemos pedir a una parte de la clase (preferiblemente que tenga chicos y chicas) que se centren solo en una parte de los mensajes –la de los chicos, por ejemplo- y la otra parte en los de las chicas.
El ejercicio que deben realizar mientras escuchan los mensajes consiste en que identifiquen los VALORES-CONTRAVALORES que dichos mensajes recogen con sus palabras. Puede quedar algo tal que así:
- Mensajes de los chicos: dominación, prepotencia, abuso, desigualdad…
- Mensajes de las chicas: sumisión, humillación, debilidad, falta de límites…
¿Qué pensáis acerca de que los mensajes sean tan diferentes entre uno y otro grupo?
¿Os “escandaliza” de alguna manera escuchar a gente joven hablando de esta forma?
¿Pensáis que estos mensajes son representativos de una parte importante de la población adolescente o juvenil, o más bien pensáis que son excepciones?
¿Qué tiene que suceder para que alguien llegue a pensar así? ¿Qué “mecanismos” o “maquinaria” habría que poner en marcha para conseguir que alguien llegue a pensar, expresarse y actuar de esta manera?
A partir de este punto, sugerimos continuar con el visionado de la segunda parte del vídeo. Es muy probable que, hasta aquí, algunos de los chicos y chicas participantes se hayan manifestado con escepticismo sobre si estos mensajes están realmente tan extendidos entre la población juvenil. La segunda parte del vídeo está destinada, principalmente, a que cada uno de quienes participen en la actividad puedan darse cuenta de que pensar esto no es algo que no nos pueda pasar en primera persona, y que la trampa, el “regalo envenenado” es verdaderamente sutil, tanto para chicos como para chicas, aunque por razones diferentes. ¿Cuáles son estas razones, según su opinión?
Al terminar la secuencia, además de pensar por un momento si quizá nosotros y nosotras podemos haber canturreado o bailado, escuchado o compartido esta música y su mensaje (luego no es tan ajeno como pensábamos…), reflexionar en gran grupo acerca de por qué hemos llamado a esta actividad “un regalo envenenado”.
¿Qué significa esa expresión?
¿Pueden pensar en ejemplos famosos de este fenómenos? (Por ejemplo, la manzana de Blancanieves o el Caballo de Troya).
¿Cuál fue la estrategia que hizo que estos regalos cumplieran su función? ¿Tuvo el exceso de confianza de quien recibía el regalo algo o mucho que ver en ello?
¿Podríamos llamar a la música (o particularmente a ciertos tipos de combinaciones entre música y letra) también “regalos envenenados”?
¿Puede ser que quizá, en este ámbito, estemos pecando también de exceso de confianza y estemos dejando que la desigualdad campe con bastante libertad en nuestra forma de pensar, sentir y actuar?
¿Por qué resulta tan sutil en el caso de la música?
Proponemos terminar la actividad retándoles en grupos a encontrar una canción de reggaeton que contenga valores alternativos a los que han encontrado en la primera fase de la actividad (identificarlos primero, para ayudar a la búsqueda). Ganará el primer equipo en presentar una canción válida. Es fundamental que, en esa búsqueda, que puede realizarse en los siguientes días a la actividad, el contenido de la canción para ser considerada válido, no debe contener ni la más mínima referencia machista.
En este estilo de música, en particular, por sus características concretas, puede resultarles bastante difícil acometer el reto. Una de las razones es que quizá, ese contenido que pudiera resultar “pasteloso”, o quizá “desfasado” o “aburrido” según algunas opiniones, parece “no vender” tanto como contenidos vejatorios, violentos o abusivos.
Así las cosas, parece, como conclusión final, que nos han vuelto a “colar” la manzana, el caballo, o cualquier otro regalo disfrazado de bondades, y tendremos que poner cada vez más cuidado en lo que escuchamos e integramos, porque es bien fácil volver a caer una y otra vez en la desigualdad machista por parte de ambos, chicos y chicas.