La enseñanza tradicional está basada en el aprendizaje significativo partiendo de la relación profesor-alumno, donde este primero, es quien en base a una relación de poder transmite conocimientos al alumno. La metodología, en esta enseñanza tradicional, pone énfasis en conocimientos y/o conceptos previos y el profesor mejora su práctica docente a través de la formación.
La literatura científica indica, desde hace alrededor dos décadas, que la cultura, la interacción y el diálogo son los factores clave. La presencia creciente del diálogo en la actual sociedad y su demanda ya han impactado la teoría y la práctica del aprendizaje. Entre todas las herramientas simbólicas que conducen al desarrollo de los procesos psicológicos superiores, la más importante es el Lenguaje.
El lenguaje permite compartir el foco de atención y los propósitos (Rogoff, 1990), facilitar la comprensión de la mente de otras personas (Bruner, 1996) y hace posible alcanzar acuerdos (Habermas, 1987). Por ello es la herramienta más importante para alcanzar el aprendizaje.
En el pasado los elementos individuales y cognitivos se consideraban cruciales para el aprendizaje pero la Comunidad Científica Internacional está de acuerdo en que la clave del aprendizaje es la interacción comunicativa.
El giro dialógico en psicología de la educación consiste en pasar de concepciones simbólicas de la mente y perspectivas internalistas centradas en esquemas mentales de conocimiento previo a teorías que ven la intersubjetividad y la comunicación como los principales factores en el aprendizaje. Según la concepción dialógica del aprendizaje, para aprender las personas necesitamos de situaciones de interacción. Pero no solo necesitamos un gran número de interacciones, y que éstas sean diversas, sino que además el diálogo que se establezca tiene que estar basado en una relación de igualdad y no de poder, lo que significa que todos y todas tenemos conocimiento que aportar. En base a ello, debemos reconocer la inteligencia cultural en todas las personas. Las prácticas educativas que están consiguiendo superar el fracaso escolar y los problemas de convivencia son acordes a este giro dialógico.
Por ello, el aprendizaje dialógico platea una concepción comunicativa donde además del profesor, intervienen otras personas como alumnado, familiares, voluntariado. Pone el énfasis en las interacciones entre todas ellas además de la formación conjunta.
El diálogo es un instrumento que transforma nuestras relaciones, nuestro entorno y nuestro propio conocimiento. De manera que “El aprendizaje dialógico se produce en interacciones que aumentan el aprendizaje instrumental, favorecen la creación de sentido personal y social, están guiadas por principios solidarios y en las que la igualdad y la diferencia son valores compatibles y mutuamente enriquecedores”. (En Aubert, A.; Flecha, A.; García, C.; Flecha, R.; Racionero, S. (2008). Aprendizaje Dialógico en la Sociedad de la información. Barcelona: Hipatia).
El proyecto de investigación de más rango científico y con los mayores recursos dedicados al estudio de la educación escolar en el Programa Marco de la Unión Europea: INCLUD-ED, muestra que las prácticas de las escuelas de éxito en Europa están en la línea del enfoque dialógico del aprendizaje. Partiendo de la revisión de literatura científica sobre el tema y de los resultados de seis estudios de caso realizados en diferentes países europeos, ha demostrado ampliamente que la implicación en el aprendizaje escolar de diferentes personas adultas que se relacionan con las y los estudiantes es clave. Esto tiene implicaciones didácticas claras: personas adultas no expertas aportan nuevas formas de enseñar contenidos escolares que transforman la didáctica tradicional, enriquecen los procesos de aprendizaje y mejoran los resultados.
Viygotsky, en su definición de Zona de Desarrollo Próximo, no limita las interacciones con personas adultas a las realizadas con expertos, como el profesorado, sino que se refiere ampliamente a “guía adulta” .Esto tiene implicaciones didácticas claras: personas adultas no expertas aportan nuevas formas de enseñar contenidos escolares que transforman la didáctica tradicional, enriquecen los procesos de aprendizaje y mejoran los resultados. “La distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz” (Vygotsky, 1978, p. 86).
Los siete principios básicos que sustentan el aprendizaje dialógico son:
1.- DIÁLOGO IGUALITARIO. Se produce cuando las personas que participan en él parten de la validez de los argumentos y no de la posición de poder o status de la persona que los expone (Habermas, 1987). Todas las personas son capaces de diálogo, acción y aprendizaje, independientemente de cuál haya sido su formación académica, principio que permite superar las relaciones de poder para alcanzar ese diálogo igualitario.
2.-INTELIGENCIA CULTURAL. En el diálogo igualitario se superan las relaciones de poder, teniendo presente que todas las personas son capaces de diálogo, acción y aprendizaje, independientemente de cuál haya sido su formación académica. Por lo tanto, todas las personas participantes en procesos de educación básica podrán participar en un plano de igualdad con las personas educadoras y participar en todas las decisiones de su proceso de aprendizaje, desde el diseño, los contenidos, las metodologías y hasta su evaluación
3.-TRANSFORMACIÓN. El aprendizaje dialógico transforma las situaciones de desigualdad y poder, por situaciones en que las relaciones parten de la igualdad entre las personas. En el diálogo, los participantes transforman, no solamente su diario vivir, sino también el entorno.
4.-DIMENSIÓN INSTRUMENTAL. El aprendizaje dialógico incluye e intensifica los aprendizajes instrumentales (lectura, escritura, cálculo, idiomas, habilidades tecnológicas).
5.- CREACIÓN DE SENTIDO. Los centros educativos de orientación dialógica, convierten la formación de familiares una de las actividades educativas principales. Cuando las familias aprenden, espacios extraescolares como el hogar, la calle, los comercios se transforman: cambian las conversaciones, aparecen nuevos materiales escritos, libros, etc., incidiendo en los aprendizajes de los hijos e hijas, proyectando expectativas y, en definitiva, dotando de sentido la tarea educativa en toda la comunidad.
6.-SOLIDARIDAD. Se generan entre las personas participantes lazos de solidaridad y ayuda mutua, que mejoran los resultados en los procesos educativos. Se ponen en marcha proyectos conjuntos que promueven compromiso, acción y transformación. La solidaridad se vive en el día a día, en todos los espacios del centro, incluidas las aulas. El aula se divide en pequeños grupos heterogéneos (en cuanto a edad, género, ritmo de aprendizaje, etc.), en cada uno de ellos se desarrolla una actividad diferente y se trata de que entre las diferentes personas del grupo interaccionen para resolver con éxito dicha actividad.
7.- IGUALDAD DE DIFERENCIAS. Todas las personas tienen derecho a una misma educación de calidad desde sus diferencias particulares pero el respeto a las diferencias se plasma en el derecho a la igualdad. Esto es, la posibilidad real de escoger la manera de vivir, cualesquiera sean la ideología, las creencias religiosas, la cultura y también igualdad de oportunidades de acceso a la educación.
Así los procesos educativos de alfabetización y educación básica de orientación dialógica parten de La diversidad que se puede dar entre los grupos de personas participantes en alfabetización y educación básica como la edad, el género, la cultura y el nivel académico, pasan a ser en su conjunto una riqueza que contribuye a un mismo objetivo, ayudarse entre todos y todas, mejorando así los procesos de aprendizaje de cada persona.
Los grupos interactivos constituyen el entorno de aprendizaje dialógico de más éxito. Implican una nueva forma de organización del aula a partir de grupos reducidos de alumnado agrupados de forma heterogénea tanto por niveles de aprendizaje, cultura, género, etc. En ellos se establecen relaciones entre los y las alumnas que forman parte del grupo por medio del diálogo igualitario. Cada grupo cuenta con la presencia de un adulto referente que puede ser el maestro o maestra, familiares, u otros voluntarios. El aprendizaje de los alumnos y alumnas depende cada vez más del conjunto de sus interacciones y no sólo de las que se producen en el aula tradicional. Todos los niños y niñas del grupo trabajan sobre la misma tarea y la participación voluntarios en el aula facilita el aprendizaje y aumenta la motivación de los niños y niñas por el aprendizaje, creando un buen clima de trabajo. Se mantiene unas altas expectativas del profesorado y de los voluntarios hacia los alumnos y alumnas.
En los grupos interactivos, todos los niños y niñas aprenden, incluso aquellos que tienen facilidad, porque ayudar al otro implica un ejercicio de metacognición que contribuye a consolidar los conocimientos, hasta el punto de ser capaz de explicarlos a otras personas.