16 November, 2015

Dentro de los temas candentes en este inicio de curso escolar ha vuelto a salir el tema de los deberes escolares, un impactante video pone de relieve la cantidad de horas que los niños invierten más allá del ámbito escolar para realizar tareas como si de un trabajo adulto se tratase. Por otro lado, una madre preocupada ha iniciado una campaña en Change.org en favor de su eliminación y las redes sociales han extendido el tema.

Es difícil no optar por una posición, a favor o en contra, pero el debate debe ser de profundidad y planteado con rigor. Quién no se pone en el lugar de los más pequeños que invierten muchas, muchas horas en jornadas maratonianas, a las que además del tiempo en la escuela se suman las tareas y las actividades extraescolares.

Hace tiempo ya hablamos de la Educación lenta que respeta los ritmos de la infancia pero por lo general, nuestro modo de hacer en la escuela a partir de la Educación Primaria es complementar el tiempo de tareas escolares con otras a desarrollar en casa.

Los deberes de casa además de ser una obligación para los niños es también un trabajo para los padres, ¿deben los niños hacer la tarea solos o acompañados? ¿Tienen un sentido pedagógico o no? ¿Cómo lo hacen en otros países? Este tipo de preguntas saltan a la prensa en extensos reportajes con expertos a favor y en contra; con la participación de Asociaciones de Padres y colectivos diversos … suele echarse en falta la opinión de los maestros, pero ese es un mal generalizado cuando hablamos de Educación.

A mi, personalmente, me cuesta tener una postura clara sobre este tema porque vivo mi quehacer profesional en una etapa, que de momento, se va librando de este tipo de asuntos, aunque la Educación Infantil suele sufrir de vez en cuando presiones para adelantar contenidos o cambiar sus modos de hacer para convertirse en una carrera preparatoria de lo que después vendrá. Sin embargo, como maestro, veo necesario algunas tareas más allá del tiempo escolar como puede ser leer o realizar pequeñas investigaciones en casa, tareas que fomenten la autonomía y el interés por lo que se va aprendiendo en la escuela ¿esto debe suponer un sobre esfuerzo al ya realizado?

Una tarea para casa debería ser un aprendizaje complementario y ajustado al tiempo ya dedicado en la escuela y a la edad de los niños. Asumir algún tipo de tarea en casa puede ser interesante para ir creando hábitos, siempre y cuando se un tiempo eficaz, ajustado y educativo.

¿Cuánto tiempo perdemos en la escuela con tareas inútiles como copiar enunciados o repitiendo actividades que no son significativas? Si debemos poner una tarea para casa que sea creativa, motivamente, enriquecedora para nuestro alumnado, de lo contrario, extendemos hacia el hogar el aburrimiento y el hastío que sufren muchos de nuestros niños en la escuela.

Se impone pues un cambio de modelo, un cambio metodológico donde la Educación Primaria se oriente más hacia las habilidades, hacía el saber hacer más que hacia el acumular conocimiento. Dotar a los niños de habilidades los hará capaces de organizar contenidos más adelante, más práctica, más actividad y más juego sería los caminos; de este modo, las tareas en casa no serían interminables ejercicios que se realizan de manera mecánica y sin verdadero aprendizaje.

¿Podemos hacerlo con el marco normativo actual? ¿Somos capaces de repensar la escuela, sus tareas y deberes?

Creo sinceramente que no, a tenor de la sensación de agobio y cierta desesperación que percibo entre muchos de mis compañeros de Primaria, la LOMCE con sus programas de contenidos extendidos hasta el infinito propicia un modelo contrario al que comentamos, busca otra cosa, que sin duda, impide este cambio a todas luces necesario.

¿Debemos rendirnos y resignarnos? Por supuesto que no, busquemos el camino para el cambio, tomemos las riendas de nuestras clases lejos de materiales cerrados y altamente estructurados, introduzcamos metodologías activas, juguemos y disfrutemos con nuestros niños … repensemos que tareas deben realizarse en casa y con que fin las mandamos; analicemos el contexto social y cultural en el que nos encontremos ¿hay medios para realizar estas tareas? ¿Pueden ser los padres, mediadores y facilitadores de estas tareas o serán una carga más para ellos?

Un debate complejo que debería ser afrontado desde una perspectiva integradora que tuviera en cuenta todos los matices y a sus diferentes agentes, ¿lo abordamos en nuestros Claustros? ¿Lo discutimos con las familias de nuestros alumnos? ¿Seremos capaces de adoptar acuerdos y consensos?