Según la investigación “Educación en España. Horizonte 2020”
Docentes y expertos no confían en que se alcance un Pacto de Estado por la educación en los próximos cinco años
• También consideran que será insuficiente el apoyo presupuestario para Educación y se muestran convencidos de que no mejorará el nivel de excelencia ni la imagen de los profesionales por falta de estímulos y reconocimiento.
• A pesar de ello, constatan la existencia de minorías activas de docentes, comprometidas y emprendedoras, que impulsarán importantes cambios en el currículo o en la práctica docente, entre otros.
• El estudio está elaborado a partir de un panel de 200 docentes y expertos que analizan, a través de una metodología Delphi, cómo será el futuro de la educación en España en los próximos 5 años en cuestiones estructurales, presupuestarias, contenidos y metodologías, conflictos, nuevas tecnologías, etc.
• El estudio está elaborado por Acción Magistral, un proyecto de apoyo al profesorado que trabaja valores sociales en el aula puesto en marcha en 2012 por la FAD, BBVA y la Comisión Española de Cooperación con la UNESCO.
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Docentes y expertos se muestran pesimistas ante el futuro próximo de la educación en España. Más de tres de cada cuatro no creen posible que en los próximos cinco años se llegue a un Pacto de Estado por la Educación que otorgue estabilidad al sistema y lo mantenga al margen de avatares partidistas; consideran que será insuficiente el apoyo presupuestario para Educación y se muestran convencidos de que no mejorará el nivel de excelencia ni la imagen de los profesionales por falta de estímulos y reconocimiento.
Sin embargo, sobre ese fondo pesimista, señalan multitud de señales de cambio que muestran que el campo educativo está vivo, que se abren paso dinámicas transformadoras y que hay una realidad social que cuestiona, interpela y rechaza la parálisis institucional.
Cambios protagonizados en gran medida por una minoría de docentes activos y comprometidos con su formación, con la innovación educativa, con la búsqueda de nuevas fórmulas de relaciones escolares y con la protesta por las insuficiencias.
Estas son algunas de las principales conclusiones del informe prospectivo “Educación en España. Horizonte 2020” presentada hoy en Madrid y elaborada por Acción Magistral, un proyecto de apoyo al profesorado que trabaja o quiere trabajar valores sociales promovido por la FAD, BBVA y la Comisión Española de Cooperación con la UNESCO.
El informe ha sido presentado hoy en rueda de prensa por el director de Responsabilidad Social de BBVA, Antoni Ballabriga, y el director general de la FAD, Ignacio Calderón. Los datos han sido presentados por el subdirector de estudios y programas de la FAD, Miguel Ángel Rodríguez, y la coordinadora de investigaciones de la FAD, Anna Sanmartín.
Reúne las opiniones de un panel de 200 expertos que analizan cómo será la Educación en España en los próximos 5 años, qué dilemas tendrá que afrontar el sistema educativo o qué oportunidades y alternativas surgirán. La investigación utiliza una metodología Delphi que consiste en trabajar a partir de la coincidencia de las opiniones de un panel de expertos de primer nivel. Las propuestas que finalmente se señalan a lo largo del estudio han conseguido todas ellas el acuerdo de al menos tres de cada cuatro de los expertos y docentes consultados, lo que permite asumir esas convicciones como discurso del colectivo.
Además de esta investigación se han presentado los datos de un estudio monográfico sobre la situación actual, “Educación en España. Lo que dicen los números” que muestra una foto fija del panorama.
NO CONFÍAN EN QUE SE ALCANCE UN PACTO DE ESTADO POR LA EDUCACIÓN
Los docentes y expertos consultados coinciden de forma abrumadora en que en los próximos cinco años no será posible un Pacto de Estado por la Educación que consideran necesario para dar estabilidad al sistema y mantener a la Educación al margen de avatares partidistas.
Se muestran convencidos de que el marco normativo será inestable y poco consensuado entre las diferentes fuerzas políticas: las leyes seguirán cambiando conforme lo hagan los gobiernos de turno, no se consolidará un modelo estable, ni se podrá evaluar: el sistema se modificará antes de que se pueda comprobar y medir su eficacia real.
Por otra parte creen que la comunidad educativa no será consultada ni participará de forma activa en las modificaciones de la normativa educativa. No se percibe que la educación vaya a ocupar un lugar prioritario en las agendas de las administraciones ni en lo que tiene que ver con el incremento de las partidas presupuestaria; ni con los esfuerzos por dotar de prestigio la figura del docente; ni en fomentar el debate público en torno al papel de la escuela y el profesorado.
INSUFICIENCIAS PRESUPUESTARIAS EN EDUCACIÓN Y CONSECUENCIAS
Otro punto en el que los expertos y docentes consultados coinciden de forma mayoritaria es en el señalamiento de que en los próximos cinco años la dotación presupuestaria para Educación será insuficiente.
Las consecuencias de esta insuficiencia que señalan expertos y docentes son múltiples: es posible que disminuya el número de centros educativos y, desde luego, lo hará la dotación de docentes, con lo que aumentará la ratio alumno/profesor. Además las condiciones laborales de los profesores serán más precarias, tanto desde la perspectiva salarial como desde las condiciones de trabajo (mayor inestabilidad, menos posibilidades de formación continuada, menos estímulos para la carrera profesional…), pese a que se endurecerán y se harán más exigentes las condiciones de acceso a la docencia, tanto para acceder a la formación de grado como para conseguir la idoneidad en la práctica como enseñante, para cumplir los requisitos de formación y actualización, o para superar unos sistemas de evaluación continuada que irán imponiéndose.
Obviamente señalan que las insuficiencias presupuestarias también tendrán un reflejo directo sobre el alumnado y sus familiares: menos becas, peor dotadas y con más y más exigentes requisitos de acceso, textos y material escolar a cargo básicamente de las familias, igual que el coste de las actividades extraescolares, etc.
Este deterioro global de las prestaciones públicas, presumiblemente generalizado en las distintas etapas educativas, sólo mostraría una excepción, aunque notable: la formación profesional. En este ámbito concreto, al que se ve como una atractiva alternativa de futuro, del que se cree que aumentará en prestigio por suponer una mayor facilidad de acceso al preciado y escaso bien del trabajo, la opinión a cinco años prevé un aumento del número de centros, de especialidades y de profesores, así como una mejora en su accesibilidad. Todo ello, lógicamente, al hilo de la necesidad de mejorar las condiciones de empleabilidad y de, como luego veremos, la creencia en que enseñanzas prácticas e instrumentales conseguirán éxito en ese empeño.
FALTA DE RECONOCIMIENTO SOCIAL
Docentes y expertos coinciden en señalar que, pese a que se presupone un mayor nivel de exigencias, no mejorarán los niveles de reconocimiento social del profesorado: porque la retribución económica y de las condiciones laborales no será paralela a esa mayor exigencia y porque no se hará un esfuerzo institucional para favorecer el reconocimiento (las administraciones, muy probablemente, se limitarán a fórmulas de institucionalización de la “autoridad legal”, más formales que otra cosa).
De esta forma no se revertirá el deterioro de la imagen del docente que desde muchas perspectivas se señala y, como se apuntaba, el clima emocional dominante será de un cierto desánimo resignado.
MIRADA DESESPERANZADA GENERAL Y MINORÍAS MUY ACTIVAS PROMOTORAS DE TRANSFORMACIONES
Estos tres factores fundamentales condicionarán, según apuntan los docentes y expertos consultados, la base emocional de un cuerpo docente mayormente desmotivado, en el que resaltará la presencia de minorías enormemente activas.
Minorías muy activas, de docentes y familias que, probablemente desde la conciencia de vivir una etapa de posibilidades, desde la reivindicación y desde la conciencia de sentir la enseñanza como un proyecto diferente, irán creciendo en número y organizándose, y se mostrarán enormemente comprometidas con su formación, con la innovación educativa, con la búsqueda de nuevas fórmulas de relaciones escolares y, también, con la protesta por las insuficiencias.
LAS TRANSFORMACIONES DE LA EDUCACIÓN
La proyección a futuro un tanto pesimista que se describe y la desmotivación de los docentes queda en buena parte desmentida, al menos matizada, cuando se pormenorizan un conjunto de cambios esperados que, por mucho que se crea que responderán a iniciativas particulares de minorías, definen un horizonte mucho más vivo y dinámico de la Educación de lo que cabria esperar.
• En el currículo:
Los docentes y expertos vaticinan cambios en los currículos en los próximos cinco años, que seguirán muy vinculados a las competencias de las Comunidades Autónomas.
En líneas generales, los docentes y expertos consultados señalan de forma mayoritaria que se primarán los contenidos curriculares relativos a la instrucción frente a aquéllos otros vinculados a la formación integral, los elementos instrumentales y técnicos en detrimento de las humanidades, los recursos que se suponen más útiles para el empleo, la formación bilingüe, el segundo idioma extranjero, el manejo de las TIC, etc. (si bien, en estos últimos aspectos se duda seriamente de los resultados finales, por falta de recursos y de formación en los docentes: serán cambios más cosméticos que reales).
En este panorama que describen, la Educación en Valores se contempla como deseable pero se vive como una sobrecarga docente, que recaerá básicamente sobre las tutorías, y que si crece (que lo hará discretamente) será por presiones formales del centro o por el esfuerzo de los grupos activistas que se mencionaban antes.
En todo caso, se cree que tendrán preeminencia las estrategias educativas que favorecen la competencia para el trabajo (iniciativa, liderazgo, comunicación social, trabajo en equipo, resolución de conflictos…).
La opinión general no prevé cambios en el tratamiento de la educación religiosa.
• En la práctica docente:
Los docentes y expertos consultados prevén notables cambios, dinámicos y funcionales, en la práctica docente. Todo ello favorecido por una mayor autonomía funcional del centro, de los equipos directivos y de los enseñantes, y también, por una mayor participación de las familias, sobre todo en los centros públicos y en la etapa primaria. Estos cambios tendrán impacto en la organización interna y en la flexibilidad de las técnicas educativas.
Se cree que aparecerán formas diferentes de agrupación del alumnado, más allá del grupo/clase, por objetivos docentes, por núcleos temáticos, por itinerarios. Como también se espera una mayor adaptabilidad de los contenidos, con posibilidad de elección de materias y con organizaciones diferentes (proyectos o centros de interés), superando el esquema de asignaturas con contenidos rígidamente marcados. Todo esto, localizado fundamentalmente en la etapa de enseñanza secundaria, dependerá en buena medida de la iniciativa de los docentes y no tanto de la presión de alumnos o familias, y aunque ni mucho menos serán realidades generalizadas, aparecerán como experiencias cada vez menos excepcionales.
Se prevé una continuidad en las técnicas memorísticas y las clases magistrales, pero ambos recursos perderán fuerza y presencia a favor de otras técnicas de aprendizaje: audiovisuales, debates, técnicas grupales. Pese al tópico, no se cree que teclados y pantallas vayan a monopolizar los ámbitos de enseñanza. Ciertamente tendrán un uso más generalizado pero sobre todo de carácter instrumental; por ejemplo, los libros de texto irán perdiendo presencia ante materiales digitales, cada vez más preparados por el propio docente. No se piensa que, más allá, vaya a generalizarse una auténtica enseñanza online, para la que la mayoría de profesores no estarán preparados.
Se mantendrán las clases y las tareas escolares a realizar en casa, pero irán ganando presencia fórmulas y métodos de innovación educativa, como el aprendizaje colaborativo, el aprendizaje social o el aprendizaje emocional. También se prevé el mantenimiento de la evaluación a través de exámenes, incluyendo los criterios de paso entre etapas (que probablemente se harán más exigentes), pero también se irán abriendo paso otras formas de evaluación: la evaluación continua o por proyecto, la calificación en grupos reducidos, etc.
• En el rol del docente:
En última instancia, el eje vertebrador de estos cambios en el proceso de aprendizaje estará marcado por el mayor énfasis en el papel protagonista del alumno en su propio aprendizaje; el profesor tendrá cada vez más el papel de guía, de orientador, en un desarrollo educativo que deja de verse vertical para imaginarse más participativo e implicador de las partes: alumnos, profesores, por supuesto familias, e incluso comunidad.
LOS RETOS DE LA EDUCACIÓN: MULTICULTURALIDAD, ABSENTISMO Y ABANDONO
Es reseñable que, en la visión de los expertos, el horizonte de conflictos no responde a una visión pesimista sino que claramente mejora respecto al imaginario actual.
Disminuirá el absentismo escolar, aunque las tasas de abandono temprano no se modificarán. Se generalizarán los planes de convivencia en los centros, consiguiendo una cierta efectividad en el control de conflictos. Y se superará con éxito el desafío de la multiculturalidad: aunque seguirá recayendo sobre los centros públicos y pese a la disminución prevista de recursos, la conflictividad potencialmente derivada disminuirá y se conseguirán unos niveles adecuados de integración.
ACCIÓN MAGISTRAL
La investigación “Educación en España. Horizonte 2020” se ha realizado en el marco de Acción Magistral (www.accionmagistral.org) , un proyecto educativo de la FAD, BBVA y la Comisión Española de Cooperación con la UNESCO. Se puso en marcha en 2012 para potenciar y apoyar a los docentes españoles que trabajan o quieran trabajar valores sociales dentro del aula y que, de esta manera, favorecen de manera directa a su comunidad.
Sus objetivos son:
• Cohesionar y crear una comunidad activa de profesores comprometidos y motivados que trabajan en Educación en Valores dentro del aula y que, de esta manera, tienen una influencia directa en su comunidad. ACTORES DEL CAMBIO EDUCATIVO.
• Potenciar y apoyar a esta comunidad de docentes innovadores, que diseñan y realizan proyectos de educación en valores, en su más amplio sentido. Ayudarles a ser más visibles y formarles en competencias básicas para poder convertirse en actores del cambio educativo.
• Extender y ampliar de manera paulatina la comunidad y el número de profesores que trabajan los valores sociales en su comunidad.