Los problemas de convivencia vienen derivados de situaciones muy diferentes. En algunas ocasiones son motivos familiares, cuestiones relacionadas con la personalidad del alumnado, o diversos momentos en que los estudiantes no son capaces de gestionar adecuadamente su comportamiento. Estas dificultades se dan en todo tipo de centros y en circunstancias muy distintas. Es cierto que algunos IES, por las características socioeconómicas de su entorno, pueden llegar a tener una mayor conflictividad. Sin embargo, en muchas ocasiones, vemos como los problemas más graves se producen en centros menos conflictivos, en familias aparentemente estables y con situaciones que no deberían haber sido especialmente difíciles.
Siendo conscientes de esta realidad, podemos afirmar que los problemas de convivencia se dan, con mayor o menor intensidad, en todo tipo de centros, y esto hace que sea realmente complicado discernir las causas para evitar que se produzcan.
Sin embargo, también hay muchos centros con una conflictividad muy grande, que han podido reconducir la situación mediante el trabajo con diversas dinámicas. Para hacerlo, analizaron la realidad socioeconómica de los estudiantes, pero también sus características emocionales y las estrategias que podrían utilizar para aumentar su motivación. Las actividades que se han llevado a cabo en muchos de esos centros, aunque son muy diferentes entre ellas, suelen tener un elemento común: están relacionadas con el desarrollo de proyectos conjuntos de centro que implican a la mayor parte del alumnado. Y esa implicación común ha sido la clave para aumentar su colaboración.
En este aspecto la motivación es fundamental, pues sólo se conseguirá la integración necesaria cuando los alumnos estén realmente interesados en lo que trabajan.
La mayor parte de las actividades que han obtenido buenos resultados en este ámbito, suelen estar relacionadas con la creatividad. La aportación individual a un proyecto conjunto logra que, paulatinamente, se sientan partícipes de una propuesta común. Al hacerlo, empiezan a ser conscientes de que forman parte de un sistema donde tienen mucho que decir, mucho que mejorar y numerosas oportunidades de conectar con los otros. No hay nada mejor para que se sientan partícipes, que hacerles conscientes del valor que tiene su trabajo.
Cuando además este esfuerzo se relaciona con los demás, y hace que sean capaces de colaborar con otra serie de estudiantes, el resultado es aún más positivo. Por esa razón, los centros que han desarrollado propuestas de este tipo, han logrado mejorar mucho el ambiente en las aulas.
Desde luego no siempre es así, pero resulta emocionante ver que un sector importante de nuestros alumnos comienza a implicarse en una creación conjunta, dirige su pensamiento hacia un proyecto común y disfruta con una propuesta que valora sus aportaciones. Y lo más curioso es observar como un proyecto, que ha sido puesto en marcha por el centro, de pronto se convierte en una apuesta personal de los estudiantes, en algo que forma parte de su vida dentro del espacio educativo.
Las propuestas que han estado trabajando en este ámbito, relacionadas con la literatura, la ciencia, la música y el arte, han sido realmente ejemplares. Muchas de ellas las podéis observar aquí mismo, pues forman parte de esta enorme biblioteca de ideas en que se está convirtiendo el premio Acción Magistral. También se pueden encontrar otra serie de trabajos relacionados con distintos aspectos, pero siempre debemos tener en cuenta que cuanto más contagiosos, más compartidos, y más colaborativos sean, más influirán en la vida de nuestros estudiantes.
Uno de los elementos que más novedades está aportando al trabajo sobre la convivencia son las nuevas tecnologías. Siempre se ha dicho que trabajar con ellas, además de aumentar la capacidad para interacturar con los nuevos medios de una forma inteligente, favorece su motivación. Es innegable que esto es cierto, pero también lo es que nuestros alumnos están acostumbrados a un uso muy pobre de la tecnología. Es necesario poner en marcha iniciativas que les hagan disfrutar de ella desde un punto de vista creativo. En muchas ocasiones, las mismas herramientas que los estudiantes utilizan para comunicarse, pueden convertirse en poderosas aliadas para mejorar la convivencia en el centro. No importa lo que utilicemos, importa lo que consigamos. Y debemos ser conscientes de la gran aportación que pueden hacer estos nuevos medios a nuestros proyectos.
Hay múltiples experiencias que demuestran que el hecho de utilizar la tecnología para determinados trabajos, hace que se conviertan de pronto en actividades de interés. No es lo mismo hacer una redacción que escribir un artículo en un blog. Tampoco es lo mismo preparar anotaciones breves sobre una asignatura que mantener un canal de twitter. Nuestros alumnos disfrutan de la tecnología, pero es nuestra labor orientarles para que puedan utilizarla como un recurso para conseguir fines pedagógicos. De esta manera estarán creando, y, al hacerlo, realizarán aportaciones individuales al proyecto común. Esto es lo más importante. Si nuestros estudiantes se implican en una propuesta, si realmente conseguimos que se identifiquen con ella, estaremos logrando que también se identifiquen con el centro. De esta forma, lograremos que mejoren las relaciones con el resto de los estudiantes.
Lo mismo que se realiza con la tecnología, se puede llevar a cabo con otra serie de actividades que les resulten atractivas. Particularmente interesantes en este aspecto son las dinámicas sobre el control de las emociones, así como las que favorezcan su expresión. Con ellas podemos mejorar la empatía y aumentar la colaboración entre nuestros estudiantes.
A lo largo de las siguientes entradas iremos viendo propuestas e ideas para mejorar y cambiar la vida en nuestras aulas. Espero que sean un punto de partida interesante para favorecer la creatividad y el trabajo de todos en esta maravillosa aventura de educar.
Óscar Martín Centeno
Acción Magistral