31 December, 2013

Cuando llegó el momento de irnos de vacaciones en la escuela me asaltó la duda, ¿debo recomendar algo a las familias para este periodo vacacional? ¿Pongo alguna tarea o no? Al final opté por proponer y no imponer, que no soy nadie para organizar la casa de los demás, así que propusé a las familias de mis alumnos diez ideas que paso a relataros, decía así:

1. Jugar.

2. Jugar.

3. Jugar.

4. Jugar.

5. Jugar.

6. Jugar.

7. Jugar.

8. Jugar a las tiendas con unidades y decenas.

9. Leer lo que los niños quieran tras visitar la libreria o la biblioteca.

10. No dejar de jugar. 

Creo que mi propuesta quedaba bastante clara, jugar, jugar y volver a jugar, porque los niños y niñas se han esforzado tremendamente durante los últimos cuatro meses y necesitan tiempo para hacer lo que les de la gana, y en un niño, ese deseo pasa por jugar.

Jugar es descubrir el mundo, es llegar a acuerdos con otros, sean niños o mayores; también es superar retos, al tiempo, que logramos fracasos y éxitos a partes iguales, regulamos nuestra conducta y asumimos compromisos que son tan reales y duraderos como nosotros queramos.

Si podemos jugar al aíre libre, en la calle, el bosque, la playa o el parque … mejor todavía, las posibilidades de interacción, de crear otros mundos serán mayores y más ricas, si podemos hacerlo con diversidad de niños y niñas de diferentes edades, culturas … aún mejor, si lo hacemos con hermanos, primos, tíos y abuelos, seremos muy afortunados.

Los pocos lugares sagrados que quedaban en las escuelas eran los patios y sus recreos, eran el tiempo siempre escaso que todos hemos utilizado para huir de la realidad, un palo, un charco, unas piedras y eramos amos del mundo, pero ya ni este reducto de infancia parece librarse del deseo de “estimular” hasta el infinito del incansable frenesí nuestros tiempos, ahora llegan hasta nosotros los “patios inteligentes” no profundizaré en este tema pero los patios, eran, son y serán, solamente espacios, lugares, la inteligencia la ponen los niños con sus juegos, creativos, geniales y sobre todo … LIBRES.

Regulamos la vida de los niños desde el momento de su nacimiento, envolvemos, protegemos, aislamos de la realidad como si ésta no formaraá parte de sus vidas. El juego es el medio por el cual los niños llegan a comprender el mundo, lo recrean, lo adaptan, lo comprenden y crecen, crecen y crecen hasta que un día, por desgracia, nos olvidamos de jugar y nos volvemos mayores.

Impedimos por todos los medios que los niños juegen en la calle, al aíre libre, de manera no dirigida y organizada por adultos responsables, serios y conscientes de todas las virtudes de una vida estructurada, estamos limitando sus posibilidades de crear su propio futuro, de comprender sus propios límites y virtudes, constantemente les decimos como son, y lo que es peor, como deben ser, negándoles la oportunidad de descubrir por si mismos como son en realidad.

 Jugando se aprende a ser, estar y pensar … ¿os suenan estos verbos de algo? ¿Cuántos de nosotros crecimos con un bocadillo de pan con chocolate y con las manos llenas de barro? ¿Cuántos de nosotros hicimos carreras de chapas, de bicis o buscamos renacuajos solos? ¿Cuántos de nosotros comíamos a toda velocidad para poder ir antes al patio del colegio y jugar un rato antes de entrar a clase?

Creemos espacios, tiempos, y sobre todo … demos la oportunidad a los niños y niñas para jugar, para crecer, para decidir si se quieren enfadar o reir con sus amigos, dejemos que tomen decisiones, que sean capaces de llegar acuerdos, que se atrevan a tomar decisiones y ser conscientes de sus consecuencias, la vida se aprende viviéndola, experimentándola … ya tenemos propósitos para el nuevo año … JUGAR, JUGAR Y NO DEJAR DE JUGAR. Feliz año para todos y todas, hasta pronto.