Una de las cuestiones que más le quita el sueño a cualquier familia es el centro escolar donde debe matricular a sus hijos. Tanto en los colegios como en los institutos, estas fechas son complicadas por las constantes preguntas, dudas e interrogantes que surgen durante el proceso de admisión. La posibilidad de que se pueda escoger el centro escolar, debido a la nueva normativa, hace que los diferentes institutos y colegios intenten hacer lo posible por definir su identidad mediante proyectos propios, para, de esa forma, atraer alumnado. Pero muy pocos, sin embargo, se centran en una cuestión que es, posiblemente, la principal preocupación de los padres y madres: como es la convivencia en esos centros.
Evidentemente, a todos nos preocupa el nivel educativo de los estudiantes, los proyectos que se desarrollan y las propuestas de mejora e innovación que se puedan estar llevando a cabo. Pero, por encima de todo, queremos tener la tranquilidad de que nuestros hijos e hijas se van a sentir bien en un lugar al que van a tener que asistir todos los días. Un lugar que será decisivo para su futuro, y también para la percepción que tendrán del estudio, del esfuerzo y del trabajo en equipo. No olvidemos que, tanto en la escuela como en el instituto, se están sentando unas bases, no únicamente de conocimiento, sino también de procesos, de actitudes y de fortalezas personales. Tener la seguridad de que los estudiantes aprenden a disfrutar del aprendizaje, desarrollan su inteligencia emocional y mejoran sus habilidades sociales para poder trabajar de forma conjunta, es quizá más importante para su futuro que el propio contenido general.