10 December, 2013
Estaba pensando en el tema del post para este blog cuando acontece la muerte de Mandela quien fuera inspiración, parte fundamental y presidente honorario de la Organización Internacional de los Colegios del Mundo Unido y, no puedo por menos que pararme un momento ante su figura, aún cuando abordar este tema me lleve a salirme de los temas de este Blog. 

 

Decía Madiba que “la educación es la gran fuerza del desarrollo personal. Es a través de la educación que la hija de un campesino puede convertirse en doctora, que el hijo de un minero puede llegar a ser el director de la mina, que el hijo de trabajadores agrícolas puede convertirse en el presidente de una gran nación”

 

Y aunque ésto es así  según Unicef, 93 millones de menores de edad no asisten al colegio, cifra que supone más del total de la población de Filipinas. La mayor parte son niñas, de las que casi el 80% vive en África subsahariana y Asia meridional. “Desde los Objetivos de Desarrollo del Milenio hasta la Declaración de Dakar, los países se han comprometido reiteradamente a lograr una educación primaria universal y a eliminar las disparidades existentes entre los géneros en todos los niveles educativos para 2015″

Se hace necesario que, en vez de seguir perdiéndonos en pleitos ideológicos o en visiones cortoplacistas, seamos capaces de desarrollar políticas integrales en educación que nos saque de la lamentable situación actual que viven muchos países; políticas integrales que permitan dotar de instrumentos a los peques y a los jóvenes para participar de forma crítica y comprometida; políticas integrales que saquen a los países de la situación de pobreza dando unos buenos niveles de educación a las futuras generaciones.

 

Personas como Mandela nos recuerdan que todas las personas, con independencia del color de la piel o del lugar de nacimiento, tenemos un inmenso potencial de aprendizaje que durante toda la vida vamos llenando. Potencial de aprendizaje que puede hacer realidad los sueños.

 

 “Cuando el agua ha empezado a hervir, apagar el fuego ya no sirve de nada.”