A lo largo de estos meses hemos aprovechado la oportunidad que nos ha ofrecido Acción Magistral para explicar el proyecto Ull, canvi i acció que durante siete años hemos estado realizando en nuestro centro, el Instituto La Garrotxa de Olot. Las diferentes experiencias vividas durante todo este tiempo, en cada una de las ediciones, nos han dado mucho de qué hablar, y nos han permitido trasladar diferentes reflexiones vinculadas al mundo educativo. Para finalizar hemos pensado algo diferente. Hoy no hablaremos del proyecto en concreto. Hemos pensado que una buena forma de concluir es planteando una serie de aspectos sobre la situación de la escuela en la actualidad.
El punto de partida es un artículo que hace unos meses publicó el periódico catalán ARA. Aquí tenéis el enlace, aunque lamentablemente la noticia no se puede leer completamente si no se está suscrito. En ella diferentes expertos en educación de todo el mundo cuestionan la capacidad que tiene actualmente la escuela para desarrollar las competencias que se consideran necesarias para desenvolverse con éxito en la economía y la sociedad del siglo XXI. Aún así, en su momento, cuando la leímos, nos dio qué pensar y hemos considerado que este es un buen espacio para plasmar tales impresiones.
El conocido especialista inglés Ken Robinson asegura que el modelo educativo actual fue diseñado dentro del marco de la economía industrial en el que la inteligencia se entendía como una mera habilidad académica, dando lugar así a un sistema absolutamente segregador. Robinson , como el resto de expertos, coincide en que es precisamente la creatividad la gran herramienta para destacar en la actualidad.
El también asesor británico Richard Gerver, encuentra fundamental formar personas autónomas, autosuficientes y emprendedoras capaces de tomar decisiones por ellas mismas. Y va un poco más allá, poniendo de relieve la labor del docente, quién debe tener unas esenciales habilidades comunicativas para transmitir sus conocimientos. Según Gerver, para que nuestro discurso sea realmente significativo, debe llegar a los alumnos, hay que motivarlos y lo más difícil, hay que conseguir que tengan ganas de aprender.
El profesor de Harvard Howard Gardner, es un especialista de las recientemente denominadas inteligencias múltiples. La aplicación de la LOGSE, a pesar de estar ideada bajo un modelo constructivista e integrador, pone de manifiesto una diversidad en las aulas que ha desbordado a los profesionales de la educación. Falta de formación, de reciclaje, de recursos… que actualmente está poniendo en evidencia las consecuencias.
Gardner defiende la existencia de cómo mínimo ocho inteligencias: la lingüística, la lógicomatemática, la cineticocorporal (o física), la musical, la naturalista (o científica), la interpersonal, la intrapersonal, y la espacial. Según Gardner ninguna de estas áreas es superior a las demás. A pesar de ello, es evidente que el modelo actual centra su atención en las dos primeras. Nuestra tarea como docentes es la de ofrecer los recursos necesarios para desarrollar estas inteligencias, que cada uno tiene en mayor o menor grado.
Francesco Tonucci cuestiona la distribución de las escuelas en aulas donde los alumnos se encuentran divididos. El pedagogo italiano plantea la posibilidad de mezclar a los alumnos por edades, tal y como se hallan al salir de la escuela. También nos habla de talleres y laboratorios que permitan la experimentación y no las aulas tradicionales donde pretendemos que nuestros alumnos esten sentados, en fila, en silencio y prácticamente inmóviles durante siete horas al día.
Otro especialista de Harvard, Tony Wagner, considera que la habilidad fundamental para desenvolverse con éxito en la economía actual es la de innovar y es necesario educar a nuestros alumnos en este sentido. “Ya no es tan importante lo que haces, como lo que puedes hacer con lo que haces” afirma Wagner, quien entiende la innovación como la capacidad de resolver problemas de manera creativa. Y quién ve los fracasos como la base del camino hacia el aprendizaje significativo.
El catalán, Francesc Pedró nos habla de un aspecto del que llevamos ya un tiempo quejándonos los profesionales. Considera clave la necesidad de reducir las ratios para favorecer una atención y ofrecer un soporte más personalizado a nuestros alumnos, quienes muestran necesidades cada vez más diversas. Otro catalán, Salvador Cardús, insiste en la formación de los maestros y en el uso de las nuevas tecnologías en el aula.
Yong Zhao critica la estandarización de las competencias que ha llevado a muchos estados a controlar los contenidos que se transiten a los alumnos (refiriéndose también al estado español actualmente). Zhao cree que de esta forma no se facilita la formación de alumnos competitivos a nivel global que destaquen por tener algún valor añadido.
Finalmente, el norte americano Roger Shank, conocido por sus polémicas afirmaciones, considera que la mayoría de las materias que se estudian en los institutos no sirven para nada, que es absolutamente imprescindible una escuela que forme a los alumnos en los aspectos de la vida real.
Es evidente que alguna cosa falla en el sistema actual. Faltan recursos, faltan verdaderos profesionales y especialistas en educación ocupando los puestos de responsabilidad y no políticos que cambian las leyes de educación cada legislatura movidos única y exclusivamente por fines ideológicos y partidistas. Es evidente que hay que invertir más en educación, ya que es la única manera de proporcionar oportunidades de futuro a nuestro país, sea este cual sea. Y los profesores debemos someternos a una formación transversal y continua. Nuestra tarea en una sociedad permanentemente conectada a Internet, ya no tiene sentido únicamente como la de meros transmisores de conocimientos, sino además como la de facilitadores de herramientas, recursos y estímulos para que nuestros alumnos adquieran un aprendizaje realmente significativo. Y está claro que si pretendemos conseguir que nuestros alumnos adquieran unos conocimientos que se correspondan a los necesarios para la sociedad en la que vivimos en la actualidad, debemos ser nosotros los primeros en estar adaptados a las necesidades de nuestro tiempo.
En nuestras manos está luchar por conseguir que la escuela pública de nuestro país sea una escuela de calidad a la que todos y todas podamos tener acceso. Con proyectos y experiencias como las narradas en este espacio, queda reflejado que estamos capacitados para ello y que nos tomamos en serio nuestra labor. Ahora solo falta que los que están al frente nos dejen hacerlo.
Esperamos volver a encontramos pronto. ¡Feliz verano!