Quiere junio correr con frenesi en busca del verano y como cada curso que terminamos ciclo se nos encoge un poco el corazón al ver marchar hacia Primaria a “nuestros” niños de Infantil. Terminamos estos días de elaborar trabajos y boletines, el breve resumen que les entrregamos la víspera de la esperada fiesta de fin de curso.
Para ellos comienza un tiempo de juego y libertad que la escuela en ocasiones les limita, pero el verano es sínonimo de libertad y disfrute. Para nosotros también será tiempo de descanso y reflexión, es inevitable estos días sentir punzadas de nostalgia al ver las fotos de estos años pasados; recordar es volver a vivir y cuando miras atrás al despedirte de tu grupo siempre queda la sensación de que te quedan cosas por hacer.
¿Habremos insistido lo suficiente? ¿Estarán preparados para el cambio que se les avecina? No me estoy refiriendo a las letras y a los números, quiero mirar un poquito más lejos; quiero mirar al interior de nuestros niños ¿habremos sido capaces de transmitirles suficiente cariño? ¿Serán conscientes de de cuanto han crecido? ¿Sus padres sabrán valorar todo el esfuerzo que han realizado?
La escuela infantil nos ayuda a crecer y descubrir el mundo; nos ayuda a salir de casa con seguridad y afrontar nuevos retos sin por ello perder la ilusión por conocer. Los niños que comenzaron en nuestra escuela con dos años ahora ya han cumplido seis, han comenzado a perder algunos dientes … han crecido tanto que no parecen los mismos. Son capaces de construir y crear mundos maravillosos con sus manos y unas pocas piezas de madera; son capaces de resolver un conflicto mientras jugaban con el balón, y son capaces de hacerlo sin pelearse ni llorar; son capaces de consolar y curar la herida a “uno” de los “pequeños” cuando se lo encuentran caído en el patio.
Han crecído y se han transformado pero ¿será suficiente?
Vamos cerrando el curso con el pellizco en el corazón ¿sabremos transmitir a los compañeros de Primaria todo lo que saben hacer? ¿Las cosas que les gustan mucho y aquellas que no les gustan tanto? ¿Les comprenderan y acogeran con el mismo cariño?
Podemos hablar y reunirnos mucho los maestros, plantearnos objetivos y estándares de aprendizaje … pero no debemos perder de vista que los niños, nuestros niños, siguen siendo eso, niños que quieren aprender, jugar y compartir con nosotros una parte de sus vidas. Somos importantes para ellos y aunque en verano se olvidarán de nosotros … volveran, y ya no serán los pequeños del cole pero seguiran siempre siendo nuestros niños, aquellos con los que aprendimos de nuevo que un gusano de seda necesita un tiempo para trasformarse ¿les seguiremos dando la oportunidad a ellos?
Vamos que nos vamos … Primaria nos espera y este fin de curso volveremos a intentar no llorar cuando nos demos el beso de despedida.
Feliz fin de curso para todos y todas 😉