Una joven de catorce años pasa por la calle San Juan de la Cruz en la ciudad castellana de Ávila. Algo llama su atención. En la fachada de una casa antigua hay un dibujo de un cuadrado con una matriz con puntos verdes y blancos, sabe lo que es, es un código BIDI. A la derecha del cuadrado se puede ver la firma del poeta y místico Juan de la Cruz. ¿Qué hace?
Cuando apunta con la cámara de su móvil al código, aparece en la pantalla una pequeña explicación sobre quien fue Juan de Yépes y una grabación de uno de sus más célebres poemas, el titulado Noche oscura del alma. Ella lee la pequeña reseña y escucha el poema. ¿Qué ha sucedido?
Los humanistas Michel de Montaigne y François Rabelais aplaudirían emocionados al ver esa magia tecnológica, esa conexión entre quien pasea con los ojos abiertos y la mente inquieta, y quienes han diseñado ese método de transmisión del conocimiento.
Una manera radicalmente opuesta a la que imperaba cuando Montaigne y Rabelais elaboraron sus teorías disruptivas en busca de «buenas enseñanzas».
Lo que ha sucedido en esa estrecha y adoquinada calle abulense es una demostración empírica de aprendizaje significativo. Un cambio de parámetros, una ampliación de los conceptos de enseñanza-aprendizaje. Un avance que en la última década se ha hecho fuerte y gana adhesiones cada día.
¿Sois capaces, ahora mismo que leéis esto, de recitar de memoria Noche oscura del alma, de San Juan de la Cruz? Es posible que lo seáis. ¿Recordáis en qué pueblecito de la Moraña nació? Es posible que os venga a la mente Fontiveros, es posible que no. Sin embargo, no parece demasiado inconveniente, porque si tenéis un buscador de internet a mano, en menos de diez segundos tendréis delante la poesía y el topónimo de la cuna del carmelita.
Y aquí está el quid de la cuestión. Y sobre esta realidad se desarrolla, dese hace tres lustros toda la teoría y práctica del cambio educativo.
Recordar los números de teléfono hace treinta años era algo verdaderamente importante, ahora esa necesidad ha caducado, y casi nadie recuerda más de dos o tres números fundamentales. ¿Significa que estamos perdiendo capacidad memorística? Lo que significa es que ahora desarrollamos la capacidad para recordar cómo y dónde almacenamos la información y así podemos acceder a ella.
Entre otras razones es por esta última realidad por la que la pedagogía actual se enfoca hacia una nueva teoría de la inteligencia. Una teoría que considera como función fundamental de la inteligencia no tanto conocer sino dirigir la conducta.
Se está llevando a cabo una revisión profunda sobre la cantidad de esfuerzo memorístico que es importante requerir al alumnado.
Volvamos a Ávila y veamos cómo, unos días después, la joven de 14 años va acompañada de dos amigas y pasa por delante del código BIDI. Vemos cómo se lo hace notar y cómo las dos deciden leerlo para confirmar lo que les está contando su amiga. Comentan el contenido de la pequeña reseña y una de ellas aporta un dato más que conocía al respecto de la vida de Juan de la Cruz, las tres comienzan a hablar de lo que saben sobre la literatura española del siglo XVI. ¿Qué ha sucedido?
Por una parte, la memoria de la primera joven se está fortaleciendo, casi sin darse cuenta. Si repitiese dos o tres veces más la misma acción ya no necesitaría leer lo que dice el texto del enlace, porque su memoria lo habrá retenido.
Por otra parte, las otras dos amigas están adquiriendo información para la que no ha sido necesaria la repetición, sino el contraste de recursos, la colaboración de una compañera, el aprendizaje interactivo.
Se está llevando a cabo una revisión profunda sobre la cantidad de esfuerzo memorístico que es importante requerir al alumnado. Teniendo en cuanta las edades y los objetivos de cada curso. Ésta revisión se basa en algunas premisas que parece que empiezan a no encontrar antagonismo:
- La memorización es una forma de aprendizaje de orden inferior.
Ésta idea, que queda afianzada al estudiar en profundidad la taxonomía de Benjamin Bloom, -que sitúa recordar como uno de los procesos cognitivos de orden inferior-, va unida a la toma de conciencia de que las clases tradicionales tiene que ser revisadas para abrir paso a las nuevas tendencias educativas cuyo objetivo es incidir en las capacidades de explicar ideas y conceptos, de aplicar la información a nuevas situaciones, de establecer conexiones entre ideas y de justificar una posición intelectual, y, en el nivel más alto de aprendizaje, de producir nuevos trabajos originales. Y para todo ello, se considera de gran utilidad apoyarse en la tecnología.
Armonizar la memoria con otros métodos de aprendizaje significativo (muchos de ellos se apoyan en tecnología, como mapas mentales y visuales, juegos de rol, Kahoot) permite adquirir mayor capacidad de análisis y un conocimiento más profundo.
- La memoria es una facultad humana que hay que cuidar.
Un riesgo que se viene repitiendo en muchos ámbitos de la evolución es que cuando se detecta un exceso de algo y se considera que no es necesario, en ocasiones se pasa del todo a la nada, y eso, en este caso concreto puede resultar contraproducente.
Conviene tener siempre presente que la memoria tiene una incidencia muy importante en la vida de las personas, que ejercitarla facilita la consecución de otras capacidades cognitivas de mayor importancia.
Que si se entrena desde la infancia se llega a la madurez con una mayor capacidad memorística, lo que ayuda, por ejemplo, y mucho, a superar con éxito las pruebas de acceso a la enseñanza superior.
- Muchos conocimientos se adquieren por repetición.
Todo aprendizaje requiere que el cerebro recuerde lo aprendido, por lo que podemos decir que sin memoria no hay aprendizaje.
Por eso no hay que renunciar a lo memorístico, sino utilizarlo con otros objetivos. Teniendo en cuenta que la memoria significativa y la comprensiva, con las que lo nuevo que se aprende se relaciona con informaciones anteriormente afianzadas y que resulta fundamental para tomar decisiones, son una ayuda fabulosa para el aprendizaje.
Por ahí va el camino: armonizar la memoria con otros métodos de aprendizaje significativo (muchos de ellos se apoyan en tecnología, como juegos de rol, mapas mentales y visuales, Kahoot) permite adquirir mayor capacidad de análisis y un conocimiento más profundo.