La especialista en educación a través del juego y directora general de Marinva, Esther Hierro, ha sido la ponente encargada de dirigir el tercer taller del ciclo de EduCONEC sobre cultura y transformación digital.
Esther ha sido presentada por Miguel Ángel Rodríguez, el subdirector de Programas de Fad, que la ha definido como “una persona muy apasionada por lo que hace, y muy comprometida, que, además, sabe transmitir muy bien esa pasión por lo que hace”.
Un buen ejemplo de esta definición de Rodríguez ha sido este taller en línea, o “en sincrónico”, como a ella le gusta llamarlo, un taller que llevaba como título: “Educación 24/7, porque todo es fuente de aprendizaje”
Todo educa, comunicamos siempre, aunque estemos en silencio. Con estas dos primeras ideas ha empezado un interesante trabajo cooperativo en busca de conceptos que definan el aprendizaje, para después, a través de esos conceptos, poder abrir la mente a un cambio de paradigma en lo que entendemos comúnmente como educación en la infancia y adolescencia.
Esther Hierro ha planteado su taller como algo interactivo, para ir poco a poco acotando, a base de preguntas y respuestas, un pensamiento común. La primera pregunta es aparentemente muy sencilla: Si yo digo aprendizaje, ¿qué decís?
Al lanzar la pregunta se produjo un instante de reflexión, y una vez pasado, comenzaron a llegar respuestas de lo más variado: aventura, emoción, reto, progreso, vida, crecimiento, querer, descubrimiento, curiosidad, desarrollo…
Todas estas palabras y algunas más formaron la respuesta que esperaba Esther, y las utilizó para preguntarse cómo puede ser que un 33% de familias considere que los momentos de ocio en familias también tienen que ser educativos. Es una pregunta que deja otras abiertas, ¿saben las familias que todo educa? Todo lo que hacemos nos da oportunidades para el aprendizaje, y este es la síntesis de toda la propuesta metodológica de Esther.
Hierro, a partir de esta conclusión, comenzó a indagar sobre las oportunidades que ofrece cada día y cada segmento de esos días, para hacer un 24/7 educativo con los niños y niñas. Los diferentes tramos del día, desde que se despiertan hasta que llegan a su centro educativo, desde que salen de ese centro hasta la hora de cenar. Cada segmento ofrece grandiosas oportunidades de aprendizaje.
Gestión del tiempo, relaciones con los demás, hábitos de autocuidado, control del estrés que producen las prisas. En algunos casos, educación vial, en otros, el manejo de la incertidumbre ante los retos del día, la organización en las tareas cotidianas, todo esto son oportunidades de aprendizaje. Esto es lo que Esther Hierro quiere transmitir.
En los tramos del día en los que no se está en ámbitos puramente educativos hay una gran cantidad de posibilidades de aprendizaje. Y entre esas posibilidades está incluida, por ejemplo, la de aportar propósitos épicos, una idea que propone con entusiasmo. ¿Cuál va a ser la misión del día? Eso es algo que podemos intentar que se pregunten, que le den a su día un valor más allá del corriente.
No hay un interruptor en modo on o en off en cuanto al aprendizaje. No lo hay, no se pone en marcha el sistema de adquisición de conocimientos al entrar al centro escolar o a un museo y se para al salir. Se aprende en cada momento de la vida, en la cotidianidad, en el juego, y por supuesto, también en el fin de semana.
“En los tramos del día en los que no se está en ámbitos puramente educativos hay una gran cantidad de aprendizaje.”
Teniendo en cuenta, además, que no es necesario cargar los fines de semana de actividades, lo que Esther llama “la falacia del juego libre” cuando se habla de los patios escolares: cuando alguien interviene en los patios escolares se corre el riesgo de querer proponer actividades, pero al intervenir en patios escolares hay que intentar aprovechar toda la información que nos da el juego libre. Lo mismo pasa con esta teoría del 24/7 del aprendizaje continuo. Tenemos que observar, y ver cómo hacen ellos y ellas para sacar adelante su día a día. ¿Se permiten aburrirse o no? ¿Buscan actividades que les agradan? Esas son otras preguntas capitales.
Entonces, continuó Hierro, tenemos que fijarnos en qué formatos y en qué lugares se pueden desplegar las oportunidades del aprendizaje. En cada uno de los momentos del día, en la vida cotidiana. Por ejemplo, también en las redes sociales, en las pantallas, no solo en las propuestas que están específicamente diseñadas para el aprendizaje, sino en todos los contextos de desarrollo, todo educa.
“Tan necesaria es la acción como la reflexión, eso es algo que deben aportar las personas adultas.”
Pero si hemos llegado a la certeza de que el aprendizaje está en todo, ¿Cómo transferimos estos aprendizajes? Desde nuestra posición de personas adultas referentes ¿Cómo hacerles conscientes de esos aprendizajes? Entre las respuestas está “con el ejemplo”, y “a través de las preguntas”, tenemos que preguntar, mostrando verdadero interés por sus gustos y sus acciones.
Vivimos en la acción, pero sin reflexión y sin transferencia esa acción es insuficiente. Tan necesaria es la acción como la reflexión, eso es algo que deben aportar las personas adultas. Si no, estamos ante un aprendizaje ciego. Es necesario hacerles conscientes de su aprendizaje, no necesariamente racionalizándolo, a veces es suficiente con hacerles pensar.
Y para terminar su ponencia, Esther Hierro aportó una serie de máximas para reflexionar, de cosas para recordar, pautas a tener en cuenta a la hora de enfrentarse a esta concepción del aprendizaje continuado, cosas como estas:
Dejemos de enseñar materias, enseñemos a amar la vida. Decía un profesor: “Yo no quiero que los niños aprendan a leer, yo lo que quiero es que aprendan a amar la lectura.” Esta es la idea, porque el objetivo puede ser solo que aprendan a leer, pero que amen la lectura es un horizonte mucho más rico.
La curiosidad es el motor del aprendizaje. ¿Cómo la activamos? Conectando con sus intereses, preguntando.
Los niños y las niñas no nos escuchan, nos ven. Integremos dinámicas de juego en las actividades, para hacerlo divertido y para hacerles conscientes del aprendizaje.
La narrativa del aprendizaje 24/7 tiene un poder gigantesco. Hay que convertir lo cotidiano en extraordinario. Preguntémonos también al final del día ¿Qué he descubierto hoy? ¿Qué ha pasado que mejor no hubiera pasado? o ¿con qué palabra me voy de este día?
Una conferencia, en fin, que ha dejado la puerta abierta a la sorpresa. Hay que dejarse sorprender por las cosas que nos enseñan los niños y las niñas, y dejarse sorprender por lo que aprendemos de nuestras reacciones y nuestra forma de relacionarnos con la infancia. Y sin olvidar ponerle épica al día a día; cada minuto pasan cosas maravillosas y está en nuestras manos hacerles conscientes de lo maravillosas que son y de las oportunidades de crecimiento nos ofrecen.