2 July, 2020

Por: Ana María Ortega

Ana María Ortega González, maestra de Educación Especial y coordinadora de Formación e Innovación Educativa del CPREE Carrechiquilla  de Palencia.

Siempre es un lujo poder escuchar a Fernando Trujillo, pero esta vez con el aliciente añadido de presentar los resultados de un estudio que recogía la opinión de la comunidad educativa tras la pandemia COVID-19. Los docentes estamos muy poco acostumbrados a que se cuente con nosotros y se nos pida opinión, así que el seminario web ha sido una ocasión inmejorable para escuchar la valoración e inquietudes de mis compañeros de la mano del que, para muchos, es uno de nuestros referentes en materia educativa.

En mi opinión los resultados, por un lado, venían a confirmar el sentir generalizado de la comunidad educativa: la necesidad de planes y estrategias concretas de cara al próximo curso.

Se avecina un verano sin planes y sobre todo una vuelta al cole incierta que nos impide desconectar tanto a docentes, como a familias y a alumnos. Entiendo que es muy, muy complicado pronosticar la situación en la que nos encontraremos en septiembre, pero también creo que, a todos, nos ayudaría tener “algunos planes B”: uno por si la situación está controlada, otro por si no lo está tanto,… Algo así como cuando te vas de viaje en semana santa y no sabes lo que te espera y metes en la maleta algo por si hace bueno, algo por si refresca o algo que te abrigue un poco más por si esos días hace frío. Esos “por si” que te dan seguridad y que, aunque probablemente no uses, te hacen irte tranquilo y saber que, haga el tiempo que haga, tienes todo planificado. El “tiempo de septiembre” es imposible conocerlo, pero estoy segura de que, tanto los docentes como las familias, agradeceríamos infinitamente saber qué “ropa” hay prevista en el caso de que haga calor, refresque o haga frío o al menos que hay “ropa” en la maleta cosa que, a día de hoy, al menos yo, no tengo muy clara. 

Por otro lado, los resultados del estudio han sacado a la luz algo que para mí fue una grata sorpresa, la preocupación de los docentes por la motivación y gestión emocional de los alumnos, más que por los contenidos que se hayan podido quedar atrás. Espero que toda la comunidad educativa tome nota de esas inquietudes y el profesorado pueda meter en esa maleta, habilidades, recursos y herramientas para afrontar esa situación de la manera más adecuada posible, con confianza y seguridad, en beneficio tanto de los docentes como por supuesto del alumnado y sus familias. 

Estoy convencida de que Educación Conectada estará ahí para colaborar con toda la comunidad educativa en esa y otras muchas necesidades que surgirán a partir de ahora. El proyecto de Educación Conectada, que se presentó en el encuentro virtual junto a los resultados de la investigación y que, afortunadamente, se grabó para los que aún no hayáis podido verlo…, pretende dar continuidad a lo que era Acción Magistral: para mi un punto de encuentro y reflexión, variadas posibilidades formativas a lo largo del curso y una inyección de ilusión y energía cada mes de septiembre (bien presencialmente o a través de sus redes sociales) que recordaré siempre con muchísimo cariño. Ese espíritu continúa pero dando respuesta a los nuevos retos que se plantean a partir de hoy a través de Educación Conectada. ¡Ya estoy deseando ver qué tienen preparado!.

Gracias a todos los que habéis hecho posible este estudio y la transmisión de sus resultados, por tener en cuenta la opinión de los docentes y por “mantenernos conectados”. ¡No os lo perdáis! 

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