Avanzamos firmes en el nuevo curso. El escenario ha cambiado, hemos entrado en otro acto, un nuevo libreto con la mochila llena de todo lo aprendido en los últimos tiempos. Ahora podemos decidir si lo vivido puede mejorar lo que teníamos.
- ¿Qué sabemos que sea irrebatible de la educación virtual?
Sabemos que la educación virtual ha traído beneficios a la comunidad educativa, más allá de los que conocíamos antes del tsunami de virtualidad que hemos vivido en lo más crudo de la cruda pandemia.
- Con ella se pueden desarrollar habilidades como asumir nuevos conceptos, organizar flujos de información, ampliar la capacidad de expresar pensamientos y sentimientos.
- A través de la educación virtual se pueden volcar cantidades de información inimaginables hace apenas veinte años y muy difíciles de facilitar de otro modo: Gráficos, imágenes, archivos de sonido, material audiovisual, bases de datos.
- El aprendizaje virtual también facilita la conexión fuera de las aulas entre estudiantes y docentes: Blogs, Twitter, Facebook, WhatsApp.
A estos beneficios podemos añadir que el buen uso de los recursos tecnológicos en la educación, es un recurso excelente para generar autonomía, pensamiento crítico y un aprendizaje participativo.
- ¿Qué se pierde de la educación presencial al trasladar las clases a un entorno virtual?
Aunque pueda resultar paradójico, los meses de confinamiento y restricciones de movilidad nos han recordado la importancia capital de la escuela como espacio físico y el valor del profesorado que le da sentido.
La escuela es el lugar en el que aprendemos a conocernos en nuestra relación con otras personas y grupos.
Nuestro sistema educativo es el resultado de un proceso que ha evolucionado con el paso del tiempo, y cuando se concluyó que la escolarización era algo necesario dentro de las sociedades, surgieron grandes interrogantes: ¿Quién aprende? ¿Cuándo aprende? ¿Cómo se produce el aprendizaje? ¿Dónde se aprende?
La pandemia nos ha invitado a repensar las respuestas y nos ha llevado a confirmar que, si bien el aprendizaje va más allá de la educación escolar, es dentro del sistema educativo donde aprendemos a interactuar con otras personas y grupos con diferentes tradiciones, costumbres y creencias. La escuela es el lugar en el que aprendemos a conocernos en nuestra relación con esas otras personas y grupos.
Esto es algo que resulta especialmente complicado conseguir desde el aprendizaje virtual, la falta de contacto social lo impide.
Resulta muy difícil conocerse ante las distracciones que se producen por el exceso de información que impacta desde el mundo virtual.
Para conocerse, los niños, niñas y adolescentes, necesitan reflexión y tiempo, necesitan un mundo en tres dimensiones y situaciones en las que demostrar y testar su individualidad ante el grupo.
En su inmersión en el ciberespacio pierden su individualidad para diluirse en la generalización.
- Si no es perfecta la educación “toda digital”, ¿volvemos a la situación anterior?
Lo que hace que el desarrollo infantil y juvenil funcione tiene dos direcciones: la persona actúa en el mundo y el mundo actúa sobre la persona. El aprendizaje emocional y de comportamiento se produce por lo que se vive de manera presente y en un ambiente configurado para ello.
La Educación Conectada ideal es la que no sustituye a la presencial, sino que la complementa.
Tenemos ante nosotros el reto de la socialización. La diversidad social permite desarrollar valores sociales y morales.
Este tipo de aprendizajes, tan importante como el de los contenidos de los planes curriculares, resultan más difíciles de conseguir en los entornos virtuales. No es que no se pueda, pero necesitan un esfuerzo mayor.
- Educación presencial y educación virtual, buscando el equilibrio.
Hay que unir esas facilidades que nos da poder utilizar el teléfono o un correo electrónico para enviar materiales y dar acceso a distintos recursos, a la necesidad de esa educación en la que juega un papel central la motivación y la creación de vínculos estudiante-docente.
Es fundamental unir los aspectos cognitivos con los socioemocionales.
La Educación Conectada ideal es la que no sustituye a la presencial, sino que la complementa, aportando todos los beneficios de la tecnología añadiendo valor a las estrategias pedagógicas.
Ahora que la educación discurre hacia caminos que han superado aquellas formulas docentes en las que una persona hablaba y el resto escuchaba, nos planteamos la necesidad de educar en el uso del tiempo, en la gestión de la atención y la motivación, y en la manera en la que enseñamos a aprender a aprender.
Para ello la tecnología es una efectiva herramienta de progreso y la presencia diaria en las aulas es el ensayo real en el que se afianzan los cimientos de la personalidad.