El arte de vincularse. La educación al servicio del ser

Vincularse, vincular sanamente, como persona, como profesional, como madre/padre, como pareja, como figura que educa… sólo pasa por vivir, por estar dispuestos y dispuestas a acoger las diferentes realidades que nos trae nuestro hacer y estar… desde el profundo respeto, por la riqueza de quien se nos muestra enfrente y a quien desde ese instante nos sentimos “enlazados” irremediablemente, prestando, donando a su recorrido personal, lo que tenemos y somos…. nuestro ser, nuestras herramientas, nuestros límites, nuestros cansancios, nuestra capacidad de esperar contra toda esperanza.

En este proceso, resulta clave trabajar aspectos que nos alejen del aislamiento y la desconexión en las relaciones, pero primeramente con uno mismo. Para ello, mirar hacia el tipo de relaciones en el que hemos crecido y que hemos construido y comprobar si han sido sustentadoras, es esencial. Sólo desde esa clave, nos viviremos y viviremos a los demás como “recurso sustentador”, que será imprescindible para nuestro crecimiento, descubriendo cómo obtener de las relaciones con los demás, lo que necesitamos.

Las normas, los límites, el ocio, el descanso, las ausencias, la comunicación, los afectos, las decisiones, los ritmos y un largo etcétera de “condimentos” de la educación, quedarán gobernados no por conductas, si no por “vías” para vivir y disfrutar de vivir con los que nos ha tocado.

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