9 July, 2019

En ocasiones uno se siente reconocido y querido al mismo tiempo por su labor, lo más infrecuente es que suceda después de pasar bastantes años, y es algo que me ha pasado estos últimos días.

Quiso la casualidad que mientras disfrutaba de un paseo por la playa me fuera a encontrar con la madre de un niño que fue alumno mio, ahora ya es es todo un hombre pero que cuando cruzamos nuestras vidas solo tenía cuatro años, y a pesar del paso del tiempo sus palabras, su mirada, me emocionaron profundamente.

Fue algo tan sencillo como que me reconocierá después de tantos años; que recordará mi nombre y quisiera preguntarme qué tal me iba después de tanto tiempo. Me comentaba, que no hacía mucho tiempo en casa habían recordado los maestros que habían tenido los hermanos a lo largo de su periodo escolar, y mi nombre, estaba entre ellos. Me recordaban, y lo hacían con cariño … se puede pedir más.

En la frialdad del mundo hiperconectado en el que vivimos, este fugaz encuentro que terminamos con un “hasta pronto” me lleno de energia y de nostalgia al mismo tiempo, por el tiempo transcurrido y por el tiempo vivido con ellos, con aquel grupo, uno de los primeros que tuve la suerte de acompañar como maestro.

Tejemos un vínculo con nuestro alumnado y sus familias que perdura en el tiempo, posiblemente no seamos plenamente conscientes de ello y en ocaciones el lazo no están fuerte como para durar tanto tiempo, pero ocurre y cuando se haced patente te llena. Quizás en otras etapas educativas no suceda con tanta intensidad, pero en la Educación infantil la emoción prima muchas veces sobre el conocimento, todo se vive a flor de piel proque los niños y las niñlas son así, pura emoción. Ojala pudieramos transmitir este planteamiento al ser del ssitema educativo, no cambiamos con los años, simplemente nos vamos endureciendo; vamos ocultando las emociones bajo capas de protección que justifican nuestra indeferencia y nos alejan.

Todo aprendizaje se basa en lo emotivo, lo demás es ruido. Podemos obviarlo, podemos mirar para otro lado pero así no lograremos que nuestro alumnado aprenda más, que las familias esttén más implicadas en la educación y el desarrollo de sus hijos, y por supuesto, si esta maxima no la aplicamos a los grupos y equipos educativos, no seremos capaces de avanzar. Necesitamos un vínculo emocional para funcionar, es la energía que nos alimenta.

Permitidme otra anedocta personal de mi entorno cercano, niños que han visitado el lugar donde se crío su madre hace unos años, allí les explico dónde vivió, le presento a sus amigos de infancia …. podéis imaginar la escena después de muchos años de ausencia, un tiempo que transformó el barrio y sus habitantes. Para el adulto fue el reencuentro, igual que me ha ocurrido a mi con esta madre que os he relatado; por contra, para los niños que nos acompañaban su recuerdo de aquel día fue otro, el parque tan chulo que había en aquella plaza tan bonita. No recordaban a los adultos que se les presento; ni tampoco la antigua casa familiar, recordaban la emoción de descubrir un espacio nuevo, la emoción de jugar durante un viaje.

¿Qué recordaran nuestros niños y niñas del pasado curso? Ahora que ha pasado algo de tiempo desde del fin del curso … ¿qué habrá quedado ya en el olvido? Seguro que las habilidades, las técnicas, los contenidos sobre los que tanto insistimos están allí guardados en un rincón de la memoria, esperando ser activdados el próximo curso pero más allá … ¿cuál será el hilo vital que ha quedado tejido?

Ese hilo lo vamos haciendo con emociones, con sensaciones que se articulan en recuerdos, eso es la vida; un hilo que va convirtiéndose en madeja para no perdernos en el camino del laberinto. ¿Lo tendremos en cuenta en unas semanas que volveremos a la escuela?

Da un poco de vértigo volver a pensar en programaciones, decertros, horarios … ¿tendremos tiempo de volver a pensar en aquello que nos une con nuestros niños, con nuestros compañeros, con las familias?

Espero que sí, que el regreso sea satisfactorio, cargado de emociones que superen las trabas, las dudas y las inseguridades, al fin y al cabo la vida es así, un constante volver a empezar.

Fue un placer compartir con todos vosotros reflexiones durante este curso, disfrutad del verano y hasta pronto.

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