7 November, 2019

¿Qué significa ser hombre? Por supuesto, mucho más que tener pene. La masculinidad trasciende al hecho biológico, ¡el XY de la genética! porque es también una construcción cultural que, por suerte, puede cambiarse porque es algo que aprendemos.

¿Cómo se aprende a ser hombre? Es importante saber de qué manera está actualmente construido el modelo de masculinidad imperante hoy en día, “hegemónica”, que se dice, -Desde el momento (o antes incluso) en que nacemos ya nos bombardean con los “mensajitos del rosa y azul”, es la primera y temprana diferenciación a la que nos someten a niños y niñas.  A los 6 años, integramos que los niños varones son capaces de ocultar sus emociones, hasta tal punto, de que el 50% de las madres (el estudio ni siquiera menciona a los “padres” -es fácil imaginarse por qué-) se mostraban incapaces de identificar lo que a sus hijos varones les pasaba.  Los niños varones de 12 años, en estudios internacionales, consumen a la semana 40 horas de televisión, 15 de videojuegos y 2 de pornografía.

Una anécdota de  Tony Porter que ayuda a entender esta socialización de género de los chicos:

“… Recuerdo haber hablado con un niño de 12 años, jugador de fútbol, y le pregunté: «¿Cómo te sentirías si… delante del equipo… el entrenador te dijera que jugaste como una niña?» Yo esperaba que me dijera algo como que estaría triste, furioso, enojado o algo así. No, el niño me dijo: «Me destruiría»…

¿Qué les estamos enseñando a los niños de 12 años, para que el gran insulto o la peor desgracia que le pueda caer encima, para ser ridiculizado delante de sus compañeros, sea ser comparado con una niña…? ¿En qué momento decir que haces algo “como una niña” “como una mujer” se sabe como un insulto?

Si esa es la idea o concepto que peques aprenden  ¿qué tipo de relación honesta, profunda e igualitaria van a llegar a tener en un futuro próximo?

Ser “un hombre, hombre” no debería ser sinónimo de agresividad, dureza, violencia, egoísmo, insensibilidad, arrogancia, abusos, poder ni golpes en la mesa.

Hay una ley no escrita de la vieja masculinidad que dice que el hombre no sólo tiene que serlo, sino que también tiene que parecerlo. Perry habla de un imaginario, pero eficaz, “MINISTERIO DE LA MASCULINIDAD”: “algo similar a la Gestapo o Stasi, una organización cuya tarea es garantizar que nadie se aparta del guion masculino dominante” y que castiga a los “traidores”: homosexuales, débiles, “calzonazos”, “planchabragas”, sensiblones, “mujeristas”, etc.

Y lo ilustra con una anécdota: Un niño en bicicleta pedalea cuesta arriba jadeando, con lágrimas en los ojos e implora a su padre: “¡Papá, ­papá…!”. El padre le mira ceñudo, con “una cara”, escribe Perry, “que he visto mil veces en campos de fútbol”, y dice: Sé fuerte, no gimotees ¡sé un hombre!”.

EL MACHO HA MUERTO… VIVA LA (NUEVA) MASCULINIDAD

“Sacad al macho del cuerpo del hombre. Fuera los machos”. Dice Bacete que “para lograr la igualdad es fundamental liberar los cuerpos de los hombres, sacar al macho limitante que vive en nosotros como si fuera nuestra esencia”, porque aunque “ese macho” ha hecho de su principal víctima a la mujer, también daña al hombre y lo restringe (diciendo que “los niños no lloran”, que hablar de sus sentimientos es “de maricones” (machismo mezclado con homofobia), etc.)

No tengamos miedo de reconocer que “el machoman” de la masculinidad hegemónica y tradicional está obsoleto, se está resquebrajando, de poner en duda los mitos inamovibles del ‘macho ibérico’, la toxicidad de ciertos comportamientos masculinos caducados pero vigentes

Dejar atrás ese mito del macho alfa, infalible, incansable, siempre fuerte, sin miedo alguno, lleno de prepotencia, de chulería, de ambición desmedida, ansia de protagonismo, héroe de la peli, adicto a la adrenalina, la necesidad de estar siempre en lo cierto, de la contención emocional….

VIVAN LAS MASCULINIDADES DIVERSAS, NUEVAS, IGUALITARIAS, ALTERNATIVAS, DIFERENTES….las que nos hacen abandonar cualquier resistencia a la igualdad, revisar los conceptos de violencia y poder, huir del “muy bien, machote” y del “porque lo digo yo y punto”, redefinir el concepto de emoción y de vulnerabilidad, dar más espacio a lo emocional y un largo etc.

Las masculinidades que liberan de la “camisa de fuerza” que impone ese “ser un machote” llena de estereotipos, unas ataduras que han empequeñecido a los hombres y, de paso y sobre todo, han lastrado el progreso de la humanidad sometiendo a la mitad de esa humanidad.

Esta (nueva) masculinidad asume que cambiar los esquemas no es amenazador, ni poco natural ni afeminado…es parte de la revolución masculina que tantas mujeres llevan siglos esperando.

En menos de 20 días se conmemora el día Internacional contra las violencias machistas, el 25N.

Por desgracia, la violencia está muy bien integrada en la identidad de ser hombres (un estudio refleja que un joven varón de 18 años habrá consumido ya a lo largo de su vida cerca de 200.000 escenas de violencia, de las cuales 40.000 son asesinatos).

 ¿Cómo no van muchos hombres a aprender a gestionar o resolver los conflictos, sino es de la única forma que les han enseñado, que es a través de la violencia?

¿Cómo no va a afectar  esa “socialización en la violencia y agresividad” en el  “trato” con las mujeres?

Y entonces toca posicionarte, ver qué actitud tienes ante el machismo, la violencia de género, el momento actual feminista.

Salazar las resume en cuatro actitudes: – Una: quienes se movilizan en contra (los que hablan de las supuestas “denuncias falsas”, por ejemplo). Dos: quienes simplemente no cuestionan el statu quo. Tres: aquellos que modifican sus actitudes, asumiendo por ejemplo cierta corresponsabilidad doméstica. Y cuatro, los activistas por la igualdad.

Lorente dice que los hombres se dividen en cuatro tipos, según cómo reaccionan ante los avances del feminismo:

– Los Feministas que apoyan el movimiento y, generalmente, se acercan a él por sus parejas. Los Neutrales y Los indiferentes: que es una forma de “posmachismo”. Admiten que existe la violencia machista, pero cuestionan la verdadera dimensión. Y los Negacionistas. Son los varones que reaccionan de una manera combativa contra el feminismo y las mujeres feministas.

¿Y tú? ¿Eres de los conscientes, indiferentes, responsables, contrarios, incrédulos, activistas? ¿De los comprensivos o los sorprendidos? ¿En proceso de cambio?

¿Y TÚ QUÉ… dónde te posicionas?

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