¿Has puesto estos morritos alguna vez al hacerte un selfie? ¿Tienes una amiga que sieeeeempre los pone?
Pues esta “moda” mundialmente conocida como “duck face” (cara de pato en español) ¡tiene más de 11 años! Así que de moderna nada. Y deviene del término “MySpace Face” que en Facebook y MySpace se puso de moda después de ver a unas modelos de la pasarela de París al que su modisto les había obligado a desfilar “con morritos” para que no sonrieran. ¡Y esto se convirtió en símbolo de la belleza ególatra!
Cada día se suben a Instagram 80 millones de fotos, con más de 3.500 millones de likes: “Yo, comiendo”, “Yo, con mi mejor amiga”. “Yo, en el pub de moda”. En Facebook, millones de personas ofrecen detalles de su vida al mundo. En esta búsqueda de nuestra identidad digital, de nuestro yo-online ¿No nos estará convirtiendo Internet en narcisistas ávidas y ávidos de notoriedad fácil y necesidad de admiración?
Ya en los años setenta en sociología se empezó a hablar de una “enfermedad cultural”: el narcisismo social, caracterizada por el culto al individuo y la búsqueda fanática del éxito personal y el dinero. Casi cuatro décadas después ha cobrado fuerza la teoría de que la sociedad occidental actual es todavía más narcisista y esto se expande como una plaga.
Sobre todo entre adolescentes y jóvenes que inundan las redes sociales con una autopromoción constante, búsqueda de fama a cualquier precio, con un exhibicionismo inusitado, con obsesión por la propia imagen, necesidad de admiración,… ¡y selfies, muchos, pero muchos, selfies!
Yo soy yo y mis selfies. En esta era del narcisismo digital cualquier momento y cualquier pretexto son más que suficientes para posar delante de la cámara del teléfono móvil y hacerte un ‘selfie’ o autofoto.
“En las redes, podemos mostrarnos como queremos que nos vean. Esa imagen perfecta que creemos que los demás tienen de nosotros puede alterar la que tenemos nosotros de nosotros mismos”, advierte un estudio de una universidad de Chile que vincula la relación directa entre el número de selfies que te haces al año con el nivel de narcisismo.
Otro estudio: ‘El narcisismo de la juventud’ (Asociación Americana de Psiquiatría. 2016) afirma que “vivimos en un país donde todo el mundo actúa como en un ‘reality show’ de concursantes obsesionados con la apariencia y donde es cómodo manipular a otros para su beneficio personal”.
Es decir: Vivimos por y para el postureo y la unidad para medir nuestro narcisismo podría ser perfectamente el número de selfies por hora.
Fue el 16 de enero de 2011 cuando Jennie Lee subió por primera vez una foto a Instagram con un hashtag desconocido: #selfie. Desde entonces, cientos de millones (sí, cientos de millones) de fotos se han subido a las redes sociales con ese hashtag. Ya en el 2013 “selfie” fue elegida palabra del año y se publicaban más de un millón al día. Ahora, estas fotos que nutren el ego también nutren las redes sociales ¡y es un no parar!
Las autofotos han pasado a formar parte de nuestra vida. ¡Y de nuestra muerte! España es la segunda en el ranking mundial de muertes por selfies, sólo por detrás de nuestro país vecino, Portugal. Lógicamente las muertes no son provocadas por los selfies en sí, sino por las situaciones de riesgo en las que la gente es capaz de meterse con tal de hacerse una foto original, sin pensar en el peligro y en las posibles consecuencias. Un ‘paloselfie’, un acantilado y un tropezón. Estos suelen ser los ingredientes de los llamados “sucesos 2.0” y que nos deberían hacer pensar.
Y es que nos mola inflar los egos pero muchas veces en realidad lo que tenemos es una autoestima falsa, solo digital. Una autoimagen inestable basada en un yo online grandioso que fabricamos y publicamos para construir un “yo mism@ idealizado” que presentamos al mundo. Pero somos mucho más que esos selfies ¿no crees?
¿Y TÚ QUÉ… cuántos selfies te haces a la semana?